«Refrany; En temps de fred, més val una gorra que un barret». En tiempos de frío más vale una gorra , que un sombrero.
Pues es tiempo de gorro o gorra (y si es de lana mejor, el sombrero ya… lo dejaremos para el verano) y de comida de cuchara, cremas y sopitas, que calientan el estómago.
Hoy una sopa de cebolla, que como todas las comidas tradicionales tienen su historia. Mi amigo Michelle, me contaba, que un antiguo rey de Polonia, y apasionado de la gastronomía, fue quién descubrió esta sopa tradicional en una fonda francesa. Tanto le gustó su sabor delicado, que no paró hasta hacerse con la receta. Desde ese momento adquirió fama y popularidad en la corte, y más tarde, se convirtió en el plato obligado con el que terminaban las juergas nocturnas parisinas, aunque no se si será cierto ó quizás… leyenda.
Como siempre os digo, seguro que en cada cocina, se prepara con distintos ingredientes y de distintas maneras, esta es la mía, que me enseñó mi amiga francesa, la mujer de Michelle.
Necesitaremos para dos;
- Dos cebollas o cebolletas tiernas o dulces
- Cuatro rodajas de pan de hogaza del día anterior
- Una cucharada de mantequilla
- Dos cucharadas de aceite de oliva
- 50g. de queso suave para gratinar
- Dos dientes de ajo
- 600ml de caldo de pollo, carne, o verduras
- 10ml de vino blanco o bebida espirituosa
- Dos cucharadas de harina
- Sal y pimienta
Ponemos a calentar el aceite,
y añadimos una nuez de mantequilla.
Pelamos y cortamos en juliana la cebolla dulce, el ajo, en trozos pequeñitos
y los incorporamos a la cazuela
Espolvoreamos de sal(teniendo cuenta que el caldo ya debe llevar sal) y pimienta, removemos y tapamos, a fuego suave y removiendo, para que la cebolla y el ajo se pochen, durante una media hora aproximadamente.
Una vez pochada la cebolla, que veamos que esté transparente pero sin coger color, repartiremos la harina y removeremos bien, que no queden grumos.
Cuando veamos que la harina se ha cocinado lo suficiente para que no sepa a crudo, añadiremos el vino blanco o bebida espirituosa, removemos y dejamos a fuego mínimo, un par de minutos, para que se evapore el alcohol, aunque recientemente he leído un estudio en el que se dice, que no llega a evaporarse absolutamente…
Añadimos el caldo elegido, que esté ya caliente y dejaremos a fuego mínimo durante unos quince minutos removiendo.
Mientras tanto, tostamos un poco el pan, untándolo previamente, con el diente de ajo que nos queda. Precalentamos el horno a 220º con calor arriba.
Ponemos la sopa en cazuelas o platos hondos que puedan ir al horno,
cubrimos con la rebanada de pan
y espolvoreamos con queso rallado a vuestro gusto. Introducimos en el horno ya caliente, y gratinamos durante 6 minutos.
Es una sopa deliciosa, que vale la pena hacer.
Incluso podéis hacer mas cantidad y guardarle en el frigo, para el día siguiente y en el momento de consumir, poner la rodaja de pan y el queso y gratinar.
Servimos directamente a la mesa. ¡Ojo que quema!
Ya me diréis que os parece 😉 «A la taula i… BON PROFIT!!!»