Noche de reyes, nit de reis

«Refrany;El dia de Reis, fins a migdia es veuen estels.»El día de Reyes, hasta medio día se ven estrellas.

Ha llegado el día de la noche mágica…la noche de Reyes.

A mi hijo mayor le pudimos aclarar éste tema con una edad en la que ya entendió perfectamente y sin ningún problema lo referente a éste asunto, y a partir de ése año, trabajaba vendiendo revistas de Correcaminos/Píndaro en la carreras que acompañábamos a su padre (vamos, en todas) o en los trabajitos que podía, para reunir dinero y regalarnos a su padre y a mi un regalo de Reyes. Gracias Víctor, cariño, no sabes que alegría nos dabas cada año a papá y mi.

Pero no pudo ser así con el pequeño, al que con 6 años sin cumplir, un buen día el profesor de su colegio les dijo a toda la clase, que sus padres les estábamos engañando y que ni existían los Reyes Magos, ni el ratoncito Pérez,ni Papa Noel.

 Imaginaros la cara que se nos quedó a mi marido y a mi, cuando vino nuestro hijo pequeño preguntándonos si ésto era cierto. Recuerdo haberle contado una historia que curiosamente años después y con alguna variante encontré similarmente escrita.

Desconozco su autor y por eso no lo cito, pero por ser casi idéntica a la que le conté a mi propio hijo, hoy os la transcribo…por si algún día os puede servir de ayuda;

Apenas su padre se había sentado al llegar a casa, dispuesto a escuchar como todos los días lo que su hijo le contaba de las actividades en el colegio, éste, en voz baja, como con miedo le dijo:

-¿Papá?

-Sí, hijo, cuéntame.

-Oye, quiero que me digas la verdad…

-Claro, hijo, siempre lo hago –respondió el padre un poco sorprendido-.

-Es que…-titubeó el niño-.

-Dime, hijo, dime.

-Papá, ¿existen los Reyes Magos?

El padre se quedó mudo, miró a su mujer, intentando descubrir el origen de aquella pregunta, pero sólo pudo ver un rostro tan sorprendido como el suyo que le miraba igualmente.

-Los niños dicen que son los padres…¿es verdad?

La nueva pregunta le obligó a volver la mirada hacia el niño y tragando saliva le dijo:

-¿Y tú qué crees, hijo?

-Yo no sé, papá: que sí y que no. Por un lado me parece que sí que existen porque tú no me engañas; pero como los niños dicen eso…

-Mira, hijo, efectivamente son los padres los que ponen los regalos pero…

-¿Entonces es verdad? – cortó el niño con los ojos humedecidos-. ¡Me habéis engañado!

-No, mira, nunca te hemos engañado porque los Reyes Magos sí que existen- respondió el padre cogiendo con sus dos manos la carita de su hijo

-Entonces no lo entiendo, papá.

-Siéntate, cariño, y escucha esta historia que te voy a contar porque ya ha llegado la hora de que puedas comprenderla.

Se sentó junto a sus padres ansioso de escuchar cualquier cosa que le sacase de su duda y su padre se dispuso a narrar lo que para él debió de ser la verdadera historia de los Reyes Magos:

Cuando el Niño Dios nació, tres Reyes que venían de Oriente quiados por una gran estrella se acercaron al Portal para adorarlo. Le llevaron regalos en prueba de amor y respeto y el Niño se puso tan contento y parecía tan feliz que el más anciano de los Reyes, Melchor, dijo:

-¡Es maravilloso ver tan feliz a un niño! Deberíamos llevar regalos a todos los niños del mundo y ver lo felices que serían.

-¡Oh si!- exclamó Gaspar-. Es una buena idea, pero es muy difícil de hacer. No seremos capaces de poder llevar regalos a tantos millones de niños como hay en el mundo.

Baltasar, el tercero de los Reyes que estaba escuchando a sus dos compañeros con cara de alegría comentó:

-Es verdad que sería fantástico, pero Gaspar tiene razón y, aunque somos magos, ya somos ancianos y nos resultaría muy difícil poder recorrer el mundo entero entregando regalos a todos los niños. Pero sería tan bonito…

Los tres Reyes se pusieron muy tristes al pensar que no podrían realizar su deseo. Y el Niño Jesús, que desde su pobre cunita parecía escucharles muy atento, sonrió y su voz se escuchó en el portal:

-Sois muy buenos, queridos Reyes, y os agradezco vuestros regalos. Voy a ayudaros a realizar vuestro hermoso deseo.

-Decidme: ¿qué necesitáis para poder llevar regalos a todos los niños?

-¡Oh Señor!- dijeron los tres Reyes postrándose de rodillas. Necesitaríamos millones y millones de pajes, casi uno para cada niño y que pudieran llevar al mismo tiempo a cada casa nuestros regalos, pero no podemos tener tantos pajes, no existen tantos.

-No os preocupéis por eso- dijo el Niño Jesús-. Yo os voy a dar no uno, sino dos pajes para cada niño que hay en el mundo.

-¡Sería fantástico! Pero, ¿cómo es posible?- dijeron a la vez los tres Reyes con cara de sorpresa y admiración-.

-Decidme, ¿no es verdad que los pajes que os gustaría tener deben querer mucho a los niños? preguntó Dios.

-Sí claro, eso es fundamental- asintieron los tres Reyes-.

-Y, ¿verdad que esos pajes deberían conocer muy bien los deseos de los niños?

-Sí, sí. Eso es lo que pediríamos a un paje- respondieron cada vez más entusiasmados los tres-.

-Pues decidme, queridos Reyes: ¡hay alguien que quiera más a los niños y los conozca mejor que sus propios padres?

Los tres Reyes se miraron asintiendo y empezando a comprender lo que Dios estaba planeando cuando la voz de nuevo se volvió a oir:

-Puesto que así lo habéis querido y para que en nombre de los Tres Reyes de Oriente todos los niños del mundo reciban regalos, a partir de ahora en Navidad, conmemorando estos momentos, todos los padres se convertirán en vuestros pajes, y  en vuestro nombre, y de vuestra parte regalarán a sus hijos los regalos que deseen. También, mientras los niños sean pequeños, la entrega de regalos se hará como si la hicieran los propios Reyes Magos. Pero cuando los niños sean suficientemente mayores para entender esto, los padres les contarán esta historia y a partir de entonces, en todas las Navidades, los niños harán también regalos a sus padres en prueba de cariño. Y, alrededor del Belén, recordarán que gracias a los Tres Reyes Magos todos son más felices.

Cuando el padre hubo terminado de contar esta historia, el niño se levantó y dando un beso a sus padres dijo:

-Ahora sí que lo entiendo todo papá. Y estoy muy contento de saber que me queréis y que no me habéis engañado. Y corriendo, se dirigió a su cuarto, regresando con su hucha en la mano, mientras decía:

-No sé si tendré bastante para compraros algún regalo, pero para el año que viene ya guardaré más dinero.

A partir de ése año, mi pequeño se las ingenió para comprarnos con su propio dinero que ahorraba o ganaba, o en hacernos con sus propias manos siempre a su padre a su hermano y mi un regalo de Reyes…hasta la fecha.

Gracias Pau.

Gracias a los dos hijos míos, por haber estado siempre a nuestro lado y seguir estando al mío….

Es muy difícil, lo sé, ha sido uno de los años más tristes de nuestra vida, pero ojalá los reyes magos nos traigan lo que hemos pedido (siendo realistas claro) y por favor, que para el 2018 nos devuelvan todas las sonrisas que nos fueron arrebatadas en el 2017 a TODOS.

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