Día de la Inmaculada Concepción

«Refrany; La família és fer-se, Qui t’estima, s’arrima»

La familia es hacerse, quien te estima, se arrima.

Cuadro de la Inmaculada Concepción junto al camarín de la Mareta en la Basílica de Nuestra Señora de los Desamparados, en el corazón de Valencia

Hoy día de la inmaculada Concepción, santo de mi iaia, mi tía (grandes pilares en mi vida) y mi prima, y en cierta forma también es el santo 😉 de toda mi familia materna, de la Concepción, como decimos nosotros, nuestro santo de apellido.

Muchas felicidades a todas las que lleváis éste nombre.

Ésta entrada es una especie de homenaje en el recuerdo de la matriarca, de mi iaia Conxeta, que tendría casi 118 años. Mi iaia fue mi segunda madre, mi amiga, mi compañera, mi ejemplo, mi maestra.
La mejor iaia que nadie pueda desear. Le debo mucho porque me dio todo su amor, (bueno a mi, y sobradamente a toda su familia) y me enseñó muchas cosas de provecho. Todo el que la conocía la quería, aunque tenía su carácter, quizás debido a la dura vida que llevó.
Era menudita, inquieta y vivaracha, con piel como de porcelana, alegre y risueña y muy muy trabajadora.

Sabía mil trucos y hablaba siempre en valenciano y casi siempre con refranes, tenía el adecuado para cada ocasión y lo poco que hablaba castellano era en “cançonetes” como decía ella. Viví con ella siempre, compartimos habitación desde que me quitaron de la cuna hasta el día de mi boda.  Pero no sólo compartimos habitación, porque también vivencias, sentimientos, secretos y sobretodo AMOR, mucho….muchíiiisimo amor. Ella fue mi segunda madre.

La recordaré siempre haciendo ganchillo con sus pequeñas y primorosas manos, o cuidando sus lilas, hortensias ,claveles…que a veces cortaba y se ponía en el pelo, haciendo una rosa con el jazmín que prendía con un imperdible en su pecho, o sentada en la cama por las mañanas cepillando su largo pelo, trenzándolo y haciéndose su “monyet” a tientas,sin espejo alguno. Con ese largo luto, siempre de luto, siempre de duelo, con su negro delantal, pero sonriente.
Una gran luchadora, una mujer fuerte, valiente y decidida, digna de admiración.
Tuvo una vida difícil, muy difícil y dramática, pero en cierto modo feliz.

Nació en la calle La Gallera, frente al puerto de Valencia, en el Grau. Se quedó huérfana de madre, muy pequeñita ya que mi bisabuela murió al parir gemelos, sus únicos hermanos que también fallecieron al nacer y poco después, murió también el bisabuelo,que según contaba mi iaia tenía una maravillosa voz de tenor y cuando cantaba en su ventana, le oían los trabajadores del puerto, a quien apodaban el peluca por su precioso pelo, quedando sola en el mundo a excepción de unas tías solteras que se la llevaron a vivir a Massanassa, muy cerquita del barranco, donde se crió muy feliz.

Conoció a mi iaio Vicentet y se casaron muy jóvenes, llegaron a tener DIEZ hijos.

El iaio era pescador y marino. Se fue embarcado y viajaba a Tánger entre muchos otros lugares. Desembarcaba en Valencia, fecundaba un bebé y se iba un año mas embarcado ….diez hijos tuvieron.
Mi iaio Viçentet era una bellísima persona y muy trabajador, que perdió casi la visión por el frío del mar, cuando iba a las largas temporadas del bacalao y el viento helado le quemó los ojos….pero había muchas bocas que alimentar y tenía que embarcarse por largas temporadas. Hasta que mi iaia harta de criar sola sus hijos una madrugada previa al embarco, cogió todo el petate preparado ya por el iaio, y arriba, en su cambra de la calle Chapa, lo metió en el gran barreño de cinc lleno de agua. Cuando a la mañana el iaio fue a coger el petate, como estaba todo mojado, no pudo embarcar, y el barco partió sin él.
Poco después encontraron trabajo de caseros en la serrería del Grau, y allí nació mi madre. Mi iaia perdió a cinco de sus diez hijos y sus ojos se volvieron muy tristes, pero nunca se borró su sonrisa por los cinco que le quedaron, aunque éstas pérdidas y la guerra, la maldita guerra civil, con su posterior hambruna y miseria, que provocó la perdida de la mitad de sus hijos… la marcaron para siempre.

A una de sus hijas le puso su nombre….mi tía Conxeta, otra madre para mí, ya que con la mía fueron uña y carne, hasta el ultimo día de su vida, no he conocido hermanas mas compenetradas y que se adoraran mas.

Mi tía era una persona maravillosa, y prácticamente puedo decir que me crié también con ella y mi querido tio Pepe, otro pedazo pan, a quien echamos todos muchíiiiisimo de menos  🙁

Tanto con mi familia materna, como con la paterna, haciendo honor a la verdad, he tenido unos lazos maravillosos, hemos sido una familia muy unida, pero la iaia Conxeta era una auténtica gallina clueca, que procuraba tenernos a todooooos bien unido bajo sus alas, así que permitiréis que hoy sea a mi familia materna a quien dedique ésta entrada en honor a nuestros iaiaos y el el día de la Purísima Concepción.

Mi iaia……..la tengo siempre en mi mente y siempre estará viva en mi recuerdo, en cada cosa que hago, es parte de mi misma.
Conxeta “la peluqueta” la que rifaba en el “mercat del Grau” mi iaia, que permanentemente vive en mi corazón.

«Sempre estarás amb mí iaia»

Comentarios

  1. Me parece que hay personas que pasan por este mundo para dejarnos una huella imborrable, tan especiales y con una luz especial. Cómo me gustaría que mis nietos algún día me recuerden con la mitad del amor y admiración que tienes tú hacia tu querida iaia Conxeta!

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