Primavera 2014

Refrany;
«La primavera, la sang altera»
La primavera la sangre altera.
Entramos en el equinocio de primavera ,para muchos la primavera es la estación más bella del año, donde disfrutamos su esplendor.



¡BIENVENIDA PRIMAVERA!

El término primavera proviene de las palabras “prime” y “vera” que quieren decir “el buen tiempo” porque llega el primer verdor del año.

Cada 20 de marzo se inicia la primavera en el hemisferio norte, esta estación se caracteriza por ofrecernos un ambiente fresco, lleno de flores y con ellas múltiples colores que llena de alegría nuestras vidas.

Esta época del año se extiende desde el 20 de marzo hasta el 22 de junio y se caracteriza por tener días más largos y noches más cortas.
Astronómicamente, esta estación comienza con el equinoccio de primavera (entre el 20 y el 21 de marzo en el hemisferio norte, y entre el 22 y el 23 de septiembre en el hemisferio sur),
 y termina con el solsticio de verano (alrededor del 21 de junio en el hemisferio norte y el 21 de diciembre en el hemisferio sur).
Al iniciar la primavera, es momento de preparar la tierra y sembrar la mayoría de los cultivos básicos para aprovechar la llegada próxima de las lluvias; y se plantan también una gran variedad de árboles frutales, de hortalizas y legumbres.
 Es también el tiempo adecuado para prepararnos nostr@s y estar listos para una renovación interior.
Cuenta la leyenda, que era precisamente el primer día de la primavera, cuando Perséfone volvía al regazo de su madre Démeter después de estar prisionera seis meses bajo tierra. Démeter, la madre, celebraba su alegría haciendo reverdecer la tierra con flores y frutos. Cuando seis meses después a su hija le tocaba volver a los subterráneos reinos de Hades, su tristeza daría paso al otoño. Así se renovaba anualmente el ciclo de las estaciones y así explicaban los griegos su sucesión rotatoria.
Pero hubo un tiempo en que las cosas no eran necesariamente así sino que, como cuenta el poeta Ovidio (43 a.C. – 17 d.C.) en sus «Metaformosis», los humanos disfrutaron de una Edad de Oro en que la «primavera era eterna y, con sus cálidas brisas, plácidos acariciaban los céfiros a las flores, nacidas sin semilla». Incluso sin arar la tierra daba frutos y manaban corrientes de leche y de néctar por doquier. Luego, sin embargo, llegó una edad de plata en la que Júpiter «contrajo los tiempos de la antigua primavera y —a través de inviernos y veranos y desiguales otoños y una breve primavera— por cuatro espacios condujo el año». 

Esa es una de las mayores diferencias entre la Antigüedad y nuestros tiempos modernos: para nosotros la idea de progreso siempre sitúa lo mejor un poco más adelante; para los antiguos, lo mejor había pasado ya y no iba a volver. En cualquier caso, no hay excusa posible para no disfrutar de la —cada vez más breve— primavera y salir al encuentro de Perséfone, de disfrutar del maravilloso aspecto de nuestros parques y jardines y embriagarnos con el aroma de las flores.
Fte; Muséu Valencía D’etnología. Educando.

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