Albóndigas mandonguilles al Oporto de carne de caballo paso a paso foto a foto

«Refrany;
Mandonguilles i ous fregits tornen bojos els marits»
Albódigas y huevos fritos vuelven locos a los maridos.

Ayyyy que sexistas los refranes antiguos ¿eh? y a las «maridas» también ¿no te fastidia?
Es cómo las enciclopedias de las buenas amas de casa, que hablaban de como contentar a los maridos o los programas radifónicos de consejos «ponte guapa para que cuando llegue tu esposo al hogar te encuentre bella, prepárale sus zapatillas y su cervecita….porque viene cansado del trabajo» arggggggg!!!!!.Bueno a las albóndigas que me enciendo mucho.

          Estas deliciosas albóndigas pueden hacerse con carne picada de pollo, pavo, ternera, cerdo, o como las hago muuuchas veces, de una deliciosa carne de caballo.

          Me encanta la carne de caballo pero a causa de que mi madre no la podía ni ver, no la probé hasta que de jovencita fuí a ayudar a mi prima Lola, a preparar su piso víspera de la boda ya que los muebles de la casa, todos de madera los hizo el novio y se terminaron con tanto retraso, que se acabaron el día antes de la ceremonia y estuvimos encerando y montando en el piso justo la víspera, hasta las tantas de madrugada, e incluso el mismo día de la boda.
          Cuando vino mi tía María y vió que era ya por la tarde y estábamos sin comer, nos hizo ir a su casa y  me invitó a comer, recuerdo a mi tío Manolo asombrado de las exclamaciones de buen gusto cuando probé aquel exquisito filete de carne de caballo hecho con un ajos y patatas fritas que me preparó para mi la tía improvisando con tanto cariño, de segundo plato.
          Fué tanto lo que me gustó que a escondidas de mi madre procuré comerlo siempre que pude en casa y luego se convirtió en fijo de mi compra cuando formé mi propio hogar. Pobrecita mi madre, la de veces que le di de comer carne de caballo cuando no era ella ya la que guisaba ni compraba, haciéndosela pasar por ternera, cuando ya estaba muy malita, por prescripción facultativa….y lo buena que le estaba, dondes estés…..perdona mamá por haberte engañado, pero lo hice por tu bién, como todo.
          Siempre he comprado la carne de caballo de la misma carnicería de la calle Oltá, que os recomiendo encarecidamente, ya que son absolutamente de confianza, prepararan hamburguesas de todas clases y todo tipo de productos con carne de caballo, es tanta la confianza que tengo de comprar allí que los años que viví fuera de Valencia, me llevaba para congelar, de hecho he preparado miles de veces jugo, con una cazuelita de cerámica blanca con tapón de rosca y en la olla exprés para mis hijos de bebés y poder incorporarlo en sus primeras papillas.
          Como much@s sabéis hace un tiempo que cuido extremadamente la alimentación de mi marido y he procurado incluir la carne de caballo en la mayor parte de recetas, porque aunque es una gran desconocida es especialmente recomendada y adecuada para deportistas,bebés, niños, personas mayores y con anemia y enfermos en general ya que es una carne de calidad desde un punto de vista nutricional, gracias a su menor contenido en grasa, alto contenido en proteínas de calidad, y mayor presencia en glucógeno.
          Destaca por su riqueza en minerales (zinc, magnesio, fósforo y cobre), entre los que también nos encontramos hierro, de ahí que la carne de caballo sea interesante en caso de anemia, por su efecto antianémico.
         Otra de las particularidades de esta carne es su riqueza en ácidos grasos omega 3, grasas saludables que de hecho no son habituales en otras carnes más consumidas.
         Al igual que la carne de pollo, la carne de caballo es de fácil digestión, gracias a su alto contenido en vitaminas del grupo B.
         Lo mismo que el resto de carnes, no me gusta comprarla picada, sino elegir yo el trozo y que la piquen ante mi.
Poniendo punto final, os recomiendo encarecidamente la carne de caballo, a la plancha, en hamburguesa, guisadita con verduras o patatas, frita con unos ajitos, con bolognesa…como se os ocurra!
           Pero si aún después de leer todas mis explicaciones no os convence,(entiendo perfectamente que much@s tengáis reparos, porque los tenía mi propia mami) usad la carne que prefiráis, el sabor de les «mandoguilles», será igualmente excelente.

Necesitaremos;

  1. Medio k. de carne picada
  2. Una cebolla
  3. Un huevo
  4. Tres hojas de laurel
  5. Piñones
  6. Tres dientes de ajo
  7. Aceite de oliva
  8. Pimentón de la Vera
  9. Pan rallado
  10. Dos cucharadas soperas de harina
  11. Perejil
  12. Una copita de Oporto, mas
  13. Tres cucharadas de Oporto
  14. 200ml de nata
  15. 300ml de caldo de pollo
  16. Pimienta
  17. Sal
Troceamos el ajo en partes muy pequeñitas y el perejil
los mezclamos con la carne, salpimentamos
añadimos un poco de pan rallado, el imprescindible para que la carne quede lo suficiente compacta, tres cucharadas de Oporto
el huevo entero, piñones, y mezclamos bien
hacemos pelotitas procurando no apretar demasiado y que sean de tamaño similar 
ponemos el aceite al fuego y cuando esté caliente añadimos las albóndigas hasta que estén doraditas por fuera y las reservamos
rallamos la cebolla y la ponemos a pochar en el mismo aceite
cuando esté lis sin que llegue a oscurecerse, añadimos la harina y removemos
cuando se fría la harina incorporamos el pimentón de la Vera
añadimos la nata sin dejar de remover
y ahora la copita de oporto
el laurel
el caldito de pollo o de puchero
y colocamos las albóndigas en la salsa
tapamos la cazuela y dejamos a fuego medio unos 15 minutos, removiendo de vez en cuando para que no se nos pegue
mirad que pinta tienen y no sabéis ¡como hueleeeee!
dejamos reposar unos minutos y emplatamos, «a la taula i…..
BON PROFIT!!!».
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